En las pruebas finales los estudiantes se enfrentan a situaciones de ansiedad y estrés que perjudican a su rendimiento académico
Karima Minout y Carolina Cruces. Castelló
La época de exámenes finales genera situaciones muy tensas para los adolescentes en lo que respecta a su salud mental. El peso de los exámenes y trabajos académicos puede llegar a generar ansiedad, estrés o depresión.
El estrés ante las pruebas finales gira en torno a reacciones emocionales negativas que sienten gran parte de los alumnos.
Los datos muestran que el 47 % de los estudiantes padecen de problemas de ansiedad, y el 82 % muestran síntomas de estrés. Es decir, casi la totalidad de los estudiantes afirma haber tenido momentos de estrés durante las épocas de exámenes finales.
Las pruebas finales en muchas ocasiones llegan a causar trastornos alimenticios o problemas con el sueño. La presión por sacar unos resultados positivos y la situación familiar suelen ser los principales factores que empujan a los alumnos a situaciones de estrés. Los estudiantes se exigen demasiado para poder llegar a una buena calificación.
Sin embargo, los expertos aconsejan, en casos extremos, priorizar la salud mental a una buena calificación, ya que esto puede acarrear peores situaciones en el futuro.
Desde la Oficina de Prevención y Medio Ambiente de la Universitat Jaume I, recalcan la importancia de cuidar la alimentación en época de exámenes. La necesidad de conceder a las comidas la importancia que merecen se vuelve indispensable en época de exámenes.
Es necesario otorgar a la dieta el puesto que merece, respetando las horas de comida. Se trata de incluir las comidas como una tarea más a la hora de organizar el estudio.
Infografía sobre la alimentación y el estudio/ Freepik.
Las primeras investigaciones sobre la relación entre ansiedad y rendimiento, fueron en 1908 con la ley de Yerkes Dodson. Esta ley, también conocida como modelo de U invertida, expone que la relación entre el estrés y el rendimiento se puede presentar en forma de U invertida, de ahí su nombre. Esto quiere decir que el rendimiento será óptimo si el nivel de activación es elevado. El nivel de activación ha de ser elevado de forma moderada, por el contrario, si es demasiado alto o bajo afectará negativamente al resultado de la tarea a realizar.
Una mala salud mental puede conducir al fracaso académico. El estrés, el mal humor y la falta de sueño no facilitan la concentración ni el aprendizaje. Por lo tanto, la mejor manera de sobrellevar una época tan dura en la vida de los estudiantes pasa por tomar con calma las fechas futuras. Es muy importante crear un horario de trabajo, visualizando el tiempo que se tiene hasta el día del próximo examen, además de una mínima organización.
Todo esto es importante pero también se ha de tener en cuenta los momentos de descanso. La mente necesita estar descansada para conseguir un buen rendimiento escolar.
Es importante conocer qué síntomas tiene un ataque de ansiedad en un estudiante.
El primer nivel es el mental o cognitivo. En este los jóvenes muestran preocupación, inseguridad y desconcentración, como si de un bloqueo mental se tratara.
En segundo lugar, el nivel fisiológico, el cuerpo empieza a sentir la ansiedad: una respiración agitada, sudores, sequedad bucal, náuseas o dolores estomacales.
Por último, el nivel conductual, en el que se observa una falta de apetito (o por el contrario un exceso de apetito), tartamudeo, risa nerviosa o la constante manipulación de objetos.
Los jóvenes deben autoconocerse, sabiendo detectar un ataque de ansiedad o de estrés. No es una tarea sencilla, pero es importante para aprender a gestionar las emociones. El estrés en un punto justo puede llegar a ser beneficioso. Muchos estudiantes afirman poder trabajar mejor bajo situaciones de estrés. Pero para ello se debe conocer muy bien el cuerpo, además de saber hasta qué punto el estrés resulta beneficioso o perjudicial.
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