
Abuelo mirando a la ventana mientras se encuentra en su habitación en una residencia de adultos mayores. Vila-real. ELIANA ALEJANDRA TRÍAS
Eliana Alejandra Trías. Vila-real
La salud mental es uno de los factores más importantes a cuidar durante la vida, aunque es muchos casos se deje de lado son cada vez más las personas que deciden buscar ayuda profesional. Según datos de la Organización Mundial de Salud la depresión será de las primeras causas de discapacidad en el mundo para el 2030. Los trastornos emocionales están presentes en diferentes edades y afecta a toda la población, sin embargo, no afecta de la misma manera a todas las edades. Los adultos mayores son los más vulnerables, según datos del INE en su boletín informativo sobre la salud mental en la pandemia de enero del 2021, los cuadros de depresión alcanzan el valor más alto a partir de los 85 años, afectando a más del 16% de personas dentro de este grupo de edad. La depresión se asocia a menos casos en personas que tienen una vida activa o que realizan actividades como estudiar o trabajar, lo que podría indicar porque en el adulto mayor los casos de depresión van en aumento.

Abuelas en sala conviviendo en la residencia en donde hacen vida diariamente. Vila-real. ELIANA ALEJANDRA TRÍAS.
Enfermedades como el Alzheimer o demencia en muchos casos dificulta la diferenciación de los síntomas de dichas enfermedades y los trastornos emocionales, lo que podría suponer un gran dilema para familiares o personas cercanas en el entorno del adulto mayor. A medida que se envejece aparecen sentimientos como el de soledad, saber que se está en la etapa final, por lo que la compañía de familiares es fundamental para superar etapas mentales llenas de inestabilidad. Sin embargo, esta situación se complica si la realidad familiar se ve empujada a que el adulto mayor pase sus últimos días en una residencia especializados para ello. Las residencias y centros de días cumplen un papel fundamental en la sociedad para aquellas familias que no pueden hacerse cargo del cuidado de sus familiares en la tercera edad, o bien de aquellas personas que no tienen a alguien cercano que pueda brindarles dichos cuidados. La implicación de la familia es de mucha importancia, Lorena Aguilella, recepcionista de la Residencia Virgen de Gracia de Vila-real, es quién atiende a familiares a la hora de las visitas, comenta que el estado de ánimo de cualquier residente cambia al momento de poder pasar tiempo con sus familiares y que desde el centro se planifican visitas con frecuencia. «La diferencia entre quienes están implicados y quienes por desgracia no tienen ese contacto con familiares, bien sea porque no tienen o porque la relación no es muy buena, se puede ver reflejado en el comportamiento del residente», añade.

Lorena Aguilella, recepcionista de la Residencia Virgen de Gracia de Vila-real en su puesto de trabajo. Vila-real. ELIANA ALEJANDRA TRÍAS
En el estudio “Prevalencia y variabilidad del trastorno depresivo actual en 27 países europeos: un estudio de base poblacional” se analiza a profundidad los valores depresivos en la Unión Europea. Los datos vuelven a fijar una tasa muy alta en edades comprendidas de 60-74 años, los cuales representan un 5,85%, sin embargo, el dato más alto es a partir de los 75 años, con un índice de 11,59%, y son quienes tienen mayor prevalencia a tener un estado depresivo actual, por su limitada actividad. Rosario, una abuela que convive hace muchos años en la Residencia Virgen de Gracia de Vila-real ha logrado superar un cuadro depresivo que se vio presente en su vida desde los 32 años de edad debido a abusos familiares que sufrió. “Por lo que he pasado no se lo deseo a nadie, porque se pasa muy mal. Yo he llorado durante casi toda mi vida, ahora estoy bien, Gracias a Dios”, expresa. Rosario todas las mañanas da los buenos días a la residencia por megafonía y lee un versículo de la biblia, que siempre la acompaña en sus momentos más felices y en los más difíciles, para ella su refugio se encuentra en las páginas en donde encuentra la verdad en manos de Dios.
Amparo Zahonero y Ana López son trabajadoras de la Residencia Virgen de Gracia de Vila-real desde hace más de veinte años. Ambas son compañeras en el área de comedor y se encuentran en interacción constante con los residentes. Plantean que las modalidades de trabajo han cambiado, ahora se tiene más en cuenta la salud mental de los residentes, parte del gran cambio es la cercanía con la que se relacionan entre sí, desde empleados hasta familiares, incluso la comunidad forma parte de un todo. “Considero que siempre me he preocupado por mi salud mental, aunque no he asistido a ningún tipo de terapia, he priorizado mi salud mental”, comenta Ana. Ambas esperan que con el tiempo los residentes sigan optando por una mayor calidad de vida dentro del centro, y además añaden que en contacto familiar sigue siendo uno de los factores más importantes.

Ana López y Amparo Zahonero, compañeras de trabajo desde hace más de veinte años en la Residencia Virgen de Gracia de Vila-real. Vila-real. ELIANA ALEJANDRA TRÍAS
El trabajo profesional que se brinda dentro de las residencias en admirable, ya que se otorga un espacio propio a los residentes que al principio puede ser completamente lejano y desconocido. Dentro de las residencias para el adulto mayor se crea un vínculo, un lugar seguro, y un espacio en donde pasar la última etapa de la vida se convierta en un hogar, lleno de alegría, experiencia y sobre todo empatía y cariño.
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