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Ángel Martín sobre su ingreso en psiquitría: «Mi cerebro creía que estaba en una escape room»

Foto del escritor: Karima MinoutKarima Minout

Actualizado: 18 may 2022

El presentador sufrió un brote psicótico con el que empezó a vivir en un mundo en el que Mozart tocaba para él y podía hablar con los dioses


Karima Minout. Castellón


El pasado 23 de febrero, tuvo lugar la presentación del libro “Por si las voces vuelven”, del autor, cómico y presentador, Ángel Martín, en la Fundació Caixa Castelló. Este libro es el que a él le habría gustado leer al salir del ala de psiquiatría.


La fundación le recibió con un fuerte aplauso, ante lo que el cómico bromeó: «pues yo lo dejaría aquí». Comienza tratando el tabú de la salud mental y la poca relevancia que tuvo en su vida antes de sufrir un brote psicótico y posteriormente escribir un libro en el que narra las voces que oía en su cabeza y como terminó atado a una cama para evitar que se hiciera daño.


Existe una clara falta de recursos para cuidar la salud mental, pero señala que este es el segundo paso. El primer paso es que a nivel individual se haga todo lo posible para proteger y cuidar la salud mental de los tuyos y con esto evitar el discurso fácil de «faltan recursos y herramientas para la salud mental».


Su libro surgió como una oportunidad de escribir aquello que a él le habría gustado leer, un libro que le diese pistas de cómo remontar, ya que la salida del psiquiátrico se produce en su momento de mayor fragilidad. El libro es la ‘caja de herramientas’ que decidió compartir para personas que estuvieran en la misma situación, buscando remontar.


En julio de 2017, fue su novia quien se dio cuenta de que algo no iba bien, tras una publicación en redes sociales en la que el cómico le felicitaba por el éxito de la película Wonder Woman, película que nada tenía que ver con su pareja. Esa misma noche fue ingresado en el ala de psiquiatría, lugar que su cerebro camufló como una escape room del que tenía una hora para poder salir.


En esa búsqueda por salir del escape room que su cabeza había montado, encontró un tornillo que los enfermeros trataron de quitarle, ante lo que respondió con la que según él es la mejor frase para tranquilizar a los enfermeros de psiquiatría: «dejad que me lo quede, os juro que no me cortaré las venas». Comenta que volverse loco es lo mejor que le ha pasado nunca, porque de repente todo está conectado y tiene un significado. En cambio, resulta agotador para el cerebro, ya que se cuestiona lo más mínimo.


Uno no está cuerdo un día y al día siguiente está loco, pero en su caso, tras años de lo sucedido, ha podido descifrar el momento en que su cabeza se desbordó. Este momento se produjo mientras tomaba un baño en el que tuvo una conversación consigo mismo sobre la rabia que le daba no poder mantener las ideas que le surgían de forma intacta en la cabeza.

En su cabeza se creó un mundo en el que se movía en diferentes frecuencias, pudiendo hablar con su yo del pasado y del futuro, completando un proceso muy lento en el que la locura se comenzó a manifestar las 24 horas del día.


A la hora de eliminar ciertos tabúes, comenta que los medios generalmente hablan de locura con los ejemplos más trágicos, lo que no ayuda, puesto que genera leyendas sobre la locura. «Escuchar tus propias voces es apasionante», comenta. Lo explica como una manera de ponerle voz a la energía, como una radio que sintoniza voces ubicadas en diferentes espacios y tiempos. Se trata de un ruido constante en tu cabeza; lo compara con el ruido de las grandes ciudades, el cual se apaga a la llegada de la noche. Ese silencio que se produce en la noche no existe cuando se sufre un brote psicótico.

Ángel Martín sobre su salida del hospital:



Su salida del hospital se produjo 15 días después, en los que la gente más cercana se alegró de algo que no había sucedido: el hecho de estar bien. Ya no había voces en su cabeza, pero tenía la esperanza de pisar la calle y volver a oírlas, ya que eran esas mismas voces las que le permitían encajar el mundo. Una vez fuera sufrió el choque con la realidad, puesto que concebía la realidad de una forma distinta y todas sus emociones habían cambiado.


Haciendo uso del humor, señala la importancia de cuidar de uno mismo  y de los suyos, valorando las emociones y sin quitarles importancia, porque son el lugar donde empieza todo. Recalca la necesidad de hacer un seguimiento de uno mismo, de no esperar a que suceda algo trágico para preguntarnos quién queremos ser. Ahora mismo puedes ponerte delante del espejo y preguntarte: ¿Estoy siendo quien quiero ser?

 
 
 

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