Ernestina Castro Salazar en el laboratorio de neurociencias de la PUCMM. República Dominicana. PUCMM (PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA MADRE Y MAESTRA)
Eliana Alejandra Trías. Vila-real
El interés humano, la empatía, comprensión y dedicación son algunas de las cualidades más representativas de Ernestina Castro, una dominicana que decidió desde temprana edad dedicarse a la psicología, comprensión y análisis del cerebro humano, así como también a profundizar en la salud mental del adulto mayor.
Sus inicios académicos tuvieron espacio en República Dominicana, en donde se graduó de Psicología, «me interesó conocer más el ser, resolver un problema a nivel mental, más de él y sobre todo encontrar una cura a alguna enfermedad», comenta. Leer nunca era una responsabilidad, sino un placer, que lograba disfrutar y compartir con los suyos. Su curiosidad no solamente iba dirigida hacía la comprensión de la mente humana, de hecho, la curiosidad formaba parte de ella de una manera en la que soñaba despierta con marcar una diferencia en su país.
Los caminos de la vida la llevaron a continuar sus estudios en España. Para Ernestina Castro España ha significado una meta de carácter alcanzable. Su excelencia académica la condujo hasta el Máster Universitario en Neurociencias en la Universidad de Salamanca. «Me di cuenta de que en mi país no tendría oportunidad de especializarme en el estudio del cerebro a nivel científico. Terminé la licenciatura, apliqué a una beca de República Dominicana para estudiar en España y logré conseguir la beca en neurociencias», comenta con su gran sonrisa representativa que caracteriza su amabilidad como persona y como profesional.
En los estudios realizados del máster pudo conocer más a profundidad el circuito cerebral relacionado con los trastornos emocionales, esto fue solo el principio de un extenso estudio que posteriormente la reconduciría a una de las ciudades más bonitas de España. Sin embargo, Salamanca se ganó su corazón con una gran rapidez y facilidad, esa ciudad a la cual siempre querrá volver y pasear por sus calles llena de memorias, momentos felices y otros llenos de algunas lágrimas.
Regreso a República Dominicana tan únicamente por un año y medio, en donde estuvo trabajando en área clínica mental. Ella es de esas personas que siempre aspira a más, y su indagación la empuja a seguir creciendo como profesional, por esto regresó a España, a Valencia, a realizar un Doctorado en Neurociencias. «Estudié el circuito relacionado con las emociones en la enfermedad del Alzheimer, en estos pacientes esta área está muy afectada», comenta sobre su doctorado. El adulto mayor siempre ha sido parte fundamental y esencial en la vida de Ernestina, para ella la salud mental del adulto mayor no tiene la importancia que necesita tener para poder aportar más visibilidad a problemas que no solo afecta al paciente, sino que además afecta a quienes les rodea, «lo importante es crear conciencia en la sociedad sobre la importancia que tiene, y saber que el hecho de que seamos mayores no significa que perdamos importancia como ser humano», añade con gran ímpetu, hablando de su profesionalidad, pero pudiendo destacar más su lado humano y vulnerable con respecto a este tema. Ernestina Castro asegura con firmeza que un adulto mayor puede continuar siendo de gran importancia en la sociedad y ser de gran aporte para el joven que se está formando, «no podemos encasillarlos por su edad, hay que crear instituciones que orientes y difundan esta importancia y valores que nos pueden transmitir».
De regreso a República Dominicana, su tierra, su raíz, se dio cuenta que hacía falta mucho más que estudiar, que indagar, que marcar su interés en una edad muy marcada como lo es la tercera edad. Falta mucho para lograr visibilizar todo lo que involucra un trastorno psicológico emocional en abuelos y abuelas, pero sin duda seguirá apostando por dar grandes pasos para hacer la diferencia desde el corazón tan noble que posee hasta los estudios que le proporcionan una visión clara de lo que se necesita para avanzar como sociedad.
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